Por Liliana López García.
A invitación de mi amiga Hilda
Isa me lancé a la premiere de prensa de la película
HER (Ella) a un complejo cinematográfico de la ciudad de México.
Lo único que sabía
de esta cinta es que era protagonizada por uno de mis actores favoritos del
mundo entero: Joaquin Phoenix (ay doña Malinche te volviste acordar de mi) y
cuya actuación le mereció una nominación en la pasada entrega de los Globo de
Oro.
Sentada en la
primera fila del cine (literal), las primeras escenas de la cinta me parecieron
aburridas. Había entendido desde un principio la historia de HER así que me
entregué a Morfeo. Las risas de la gente reunida en la sala y la burla de mi
amiga hacia mi osadía de ir al cine a dormir lograron que la película captara
de nuevo mi atención hasta su final.
Y es que el mensaje
de HER va mucho más allá de lo que un principio imaginé: Un hombre solitario se
enamora de un sistema operativo interpretado por la sexy voz de Scarlett
Johansson. Pero no, la historia es mucho más profunda y real de lo que creí.
La tecnología forma
parte de nuestras vidas y aunque en el cine se ha tratado el tema en películas
futuristas, ciencia ficción o en escenarios donde la vida de la humanidad
depende de una máquina, en HER la tecnología se presenta como un accesorio como
si fuera un reloj o un celular.
Joaquin Phoenix
interpreta a Theodore Twombly trabaja para una empresa escribiendo hermosas
cartas que dicta a una computadora y que se convierten en tarjetas electrónicas.
No se especifica la fecha de la historia pero bien esto puede suceder en unos
diez o veinte años.
La historia se sitúa
en Los Ángeles, California del futuro y se puede ver caminando por sus calles a
un Theodore solo y triste arrastrando el dolor de una separación amorosa. Su
corazón lo abre únicamente para redactar esas hermosas cartas que son
destinadas a personas felices.
Sus sentimientos dan
un giro al comprar el primer sistema operativo inteligente el cual es comandado
por Samantha (Scarlett Johansson) quien además de facilitarle las tareas
cotidianas como enviar mails, recordarle citas y otros avatares, da un sentido
a la casi inexistente vida de Theodore al enamorarse de la sexy voz del aparato
en cuestión.
La relación entre el
escritor y el sistema operativo crece, tienen sexo cibernético (sorry pero sus
orgasmos ya los quisieran tener muchas parejas), pasean, se divierten, pelean,
quieren componer el mundo y hacen planes a futuro aunque saben que jamás podrán
verse ni tocarse porque la amada de Theodore es un aparato tecnológico.
Por más inverosímil
que parezca el noviazgo, el director de la cinta Spike Jonze logró plasmar un
amor a distancia pero sólido entre la pareja al punto de que uno como público
se cree el cuento. Perdón el cuento?, si la trama está a punto de convertirse
en una realidad. Ese es el mensaje de HER, es lo que nos espera en el futuro.
La tecnología crece a pasos agigantados, la gente convive más a través de redes
sociales que personalmente y se depende más de un aparato electrónico que de
nuestra propia voluntad.
Otro gran punto a
favor de esta película es la fotografía. Aunque la historia se sitúa en Los
Ángeles del futuro, son las calles de Shanghái y sus enormes rascacielos el
escenario perfecto para el amor de Theodore y su sistema operativo.
HER se presentó en
el festival de cine de Venecia del año pasado con excelentes criticas. Scarlett
se ganó un premio por su actuación sin embargo, en la temporada de premios de
Estados Unidos como los Globos de Oro, SAC y Oscar, queda fuera de toda
posibilidad porque su participación es considerada como doblaje y no como
actuación.
La película llegó a
las salas de cine de México el día de ayer y la recomiendo ampliamente. Como
les decía en un principio, Joaquín Phoenix es un excelente actor y su rostro, hombros y
sensibilidad para adueñarse del personaje fue su herramienta principal para lograr
una gran interpretación. Y aunque para los gringos Scarlett sólo hizo un
doblaje, para mi ella realizó una gran actuación con su sexy voz.